El Colegio Jesús Resucitado se define por su pertenencia a la Iglesia Católica, por lo tanto, y en cuanto a su participación peculiar en la misión de ésta, se propone como objetivo la formación cristiana, humana e integral, de sus alumnos. La tarea educativa desarrollada por la Iglesia y en la Iglesia, forma parte de su misión evangelizadora. Está claro, entonces, que es en esta dimensión que se establece la identidad de la escuela católica.
La escuela ha de proponer una educación que permita a los niños y jóvenes, adquirir una madurez humana, moral y espiritual y empeñarse en la transformación de la sociedad conforme al designio de Dios Creador y Redentor. Por eso la escuela católica ha de ofrecer y ofrece su verdadera y original contribución al mundo, para edificar la civilización del amor, la cultura de la vida y de la verdad que libera, de la verdadera fraternidad, de la paz, que siempre se basa y edifica en un orden. Por tanto, en el centro de todo, y porque se funda en Dios, la escuela católica tiene al hombre, la persona humana, la dignidad inviolable de todo ser humano, el establecimiento de los derechos fundamentales que están inscritos en el mismo ser del hombre.
Para lograr lo que comúnmente se sintetiza en la fórmula fe-cultura-vida, la Iglesia sabe y enseña que el hombre debe ser formado en un proceso de continua conversión, para que llegue a ser aquello que Dios quiere que sea. Por eso procuramos que cada uno de nuestros
alumnos se forme en su sentido ético y social, que sea capaz de hacer opciones libres y justas, que participe de la realidad con profunda conciencia cívica y firme espíritu patriótico, y que sea protagonista de su propio perfeccionamiento personal. Porque la educación debe descender de la teoría a las realizaciones concretas del ejercicio participativo, lograr la verdadera calidez de la comunicación humana y del encuentro solidario, que son las condiciones que hacen posible la enseñanza y el aprendizaje de los valores y las virtudes de la convivencia.
Equipo Directivo
Con el retorno de la democracia en nuestro país, en el año 1983, nacía, de manera muy humilde, el Jardín San Carlos Borromeo, ubicado en la localidad de Isidro Casanova, más específicamente, en el Barrio “Villa San Carlos”. En el transcurso de los primeros años de su funcionamiento, su matrícula creció rápidamente, lo que provocó el desafío de ampliar la oferta de un espacio educativo con un concreto contenido católico para alumnos de edad escolar correspondiente al nivel primario. Por ese motivo, en el año 1988 se decidió iniciar la construcción de las aulas que se inaugurarían al año siguiente, en el que el Padre Orlando Boccoli, cura párroco de San Carlos Borromeo, invitó a la señora Mercedes Tula, a ser la primera directora-maestra del colegio, puesto que ella debió ocupar ambas funciones en forma simultánea durante aquel primer ciclo lectivo. Mientras tanto, el gran reto era la ampliación del edificio. El Padre Orlando, inicia entonces una campaña para recaudar fondos y obtiene la valiosa cooperación de personas de la comunidad italiana residente en el barrio, motivo por el cual, el sacerdote bendice y nombra el primer piso del colegio como “Italia”. Las mismas razones llevan a titular la planta baja del edificio como “Argentina”, y el segundo piso, como “Alemania”. Lograda la edificación de las aulas, se amplió la oferta educativa a dos secciones para primero y dos secciones para segundo año, con un promedio de treinta alumnos cada grado; así se mostraba la necesidad y el interés de los habitantes del Barrio San Carlos, de contar con una institución de las características de la nuestra. Este extraordinario crecimiento no se detuvo, y se llegó fácilmente a completar los siete años de escolaridad primaria en ambos turnos, como se mencionó, con dos secciones en cada uno. Las reformas educativas que implementó la provincia de Buenos Aires, cuando dividió los años de estudio en primero, segundo y tercer ciclo de la Educación General Básica, motivó la ampliación de la matrícula del colegio, que albergó así a los alumnos hasta el noveno año y también propició el ingreso de profesionales docentes que provenían del nivel medio. De este modo se alcanzó, para el año 1998, una matrícula total de 934 alumnos. La nueva escuela secundaria, con el regreso a un nivel de mayor cantidad de años –la opción de nuestra provincia de Buenos Aires es de seis años para el secundario- producen un nuevo desafío. Nuestra escuela necesitaba otra estructura edilicia y para ello fue necesario adquirir un terreno lindero y comenzar una nueva construcción. Esto es posible gracias al esfuerzo continuado de toda la comunidad educativa. En el año 2012, egresó la primera promoción de alumnos del colegio secundario Jesús Resucitado.